Tipos de crisis epilépticas

Las crisis epilépticas son alteraciones neurológicas que ocurren en una persona de forma inesperada debido a una disfunción transitoria en la actividad normal de las neuronas. Durante ellas, se produce una hiperexcitación de la corteza cerebral, que impide la comunicación ordenada entre diferentes regiones encargadas del movimiento, el comportamiento o la conciencia, entre otras. Las crisis suelen durar apenas unos segundos o minutos, tras los cuales el cerebro vuelve a la normalidad. Sin embargo, los síntomas son muy variables y las funciones cerebrales alteradas dependerán de la localización de la afectación y de su extensión. 

Existen dos tipos principales de crisis: generalizadas y focales. Esta clasificación depende del tipo de neuronas implicadas. 

Crisis generalizadas

En ellas hay una activación conjunta de todas las neuronas de la corteza cerebral. En este grupo se encuentran:

  • Crisis generalizada mioclónica. Se manifiesta en forma de espasmos y movimientos breves de una o varias partes del cuerpo, sin pérdida de conciencia. Es muy frecuente que afecte a los miembros superiores. Dada su brevedad, a veces solo se observa cómo a la persona, por ejemplo, se le caen objetos de las manos, sin concebir que pueda tratarse de un episodio epilépitico. 
  • Crisis tónica. De forma rápida, los músculos de una parte o de todo el cuerpo se vuelven rígidos. La persona puede perder o no el conocimiento. Suelen recuperarse al cabo de unos minutos.
  • Crisis generalizada tónico-clónica o convulsiva. Se divide en tres fases. Primero, ocurre una pérdida de conocimiento rápida, brusca e inesperada. Después, hay una fase “tónica”, en la que el cuerpo de la persona se vuelve rígido. Por último, en la fase “clónica”, aparecen movimientos convulsivos de las cuatro extremidades. Es importante tratar de evitar riesgos, ya que la persona puede morderse la lengua, sufrir alguna caída si estaba de pie en el inicio, o provocarse algún daño. Una vez terminan las convulsiones, la persona se recupera lentamente a lo largo de unos minutos. 
  • Crisis atónica. Los músculos se relajan de forma brusca y se produce una pérdida del tono muscular durante muy pocos segundos y con recuperación instantánea. Puede manifestarse en forma de caídas estando de pie o en pérdida de la fuerza de alguna extremidad. Además, suele acompañarse de otros síntomas. Por ello, es importante vigilar los riesgos de lesiones asociados a la caída. 
  • Crisis de ausencia. Esta, se caracteriza por una pérdida de conciencia sobre el entorno. La persona se encuentra inmóvil, con la mirada fija y sin responder a llamadas de atención. Suele ser breve, de unos pocos segundos. La recuperación suele ser tan rápida que, en ocasiones, pasan incluso desapercibidas.

Crisis focales

Son más frecuentes que las crisis generalizadas. Las manifestaciones y sus síntomas, dependerán del área del cerebro hiperexcitada y de su propagación. De esta forma, si durante la crisis se activa la región cerebral encargada de los movimientos, entonces la crisis se caracterizará por este tipo de síntomas. 

  • Crisis parciales simples. No hay alteración de la conciencia. Según el área afectada pueden ser:
    • Motoras:  movimientos involuntarios, posturas extrañas o parálisis de una parte del cuerpo. 
    • Sensitivas: hormigueo, cambios en la sensación térmica (calor o frío), percepción de olores y del dolor, y alteraciones visuales. 
    • Autonómicas: cambios de temperatura, sudoración y salivación excesiva. 
    • Cognitivas: dificultades de lenguaje (expresión y comprensión) sensación de deja vu y amnesia lacunar.
    • Emocionales: alteraciones en la intensidad emocional. 
  • Crisis parciales complejas. En este tipo de episodios sí hay afectación de la conciencia. La persona pierde el conocimiento, está desorientada y no responde a estímulos del exterior. Sin embargo, no pierde el tono muscular ni aparecen movimientos convulsivos. Por otro lado, sí se observan movimientos automáticos con las manos, masticación, forma de caminar anómala y  una comunicación extraña, que no se relaciona con el contexto.
  • Crisis parciales con generalización secundaria. Son crisis focales que se generalizan hacia una crisis tónico-clónica. Esto es, cuando la sobreexcitación localizada se extiende hacia toda la superficie cerebral. 
  • Aura epiléptica. Se trata del momento previo a la crisis focal. En ella no hay alteración de la conciencia, pero sí aparecen síntomas sensitivos, cognitivos o emocionales. Además, suele ser percibido únicamente por la persona que lo está experimentando e indica la expansión la crisis epiléptica. 

Tratamientos

En todas ellas, es muy importante conocer los síntomas, controlar el tiempo y mantenernos junto a la persona que está sufriendo la crisis. De esta forma, podemos prevenir riesgos y servir de utilidad para la planificación de un tratamiento individual, según el tipo de crisis y la necesidad específica. Asimismo, una de las técnicas que recientemente está demostrando su alta eficacia es el Neurofeedback. Esta técnica, no invasiva y que evita los efectos secundarios de los fármacos, puede lograr la reducción en intensidad y/o frecuencia de las crisis, mejorando la calidad de vida de la persona. En NEPSA Rehabilitación Neurológica podemos orientarte sobre las diferentes líneas de tratamiento y resolver todas tus dudas. No dudes en ponerte en contacto con nosotros. ¡Te esperamos!

Referencias bibliográficas

Palacios, E. y Clavijo-Prado, C. (2016). Semiología de la crisis epiléptica: un reto clínico. Repertorio de Medicina y Cirugía, 25(4), 203-209. DOI: 10.1016/j.reper.2016.10.007

Mercadé-Cerdá, J.M., Toledo Argani, M., Mauri Llerda, J.A., López González, F.J., Salas Puig, X. y Sancho Rieger, J. (2016). Guía oficial de la Sociedad Española de Neurología de práctica clínica en epilepsia. Neurología, 31(2), 121-129. DOI: 10.1016/j.nrl.2013.12.020

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