Día mundial del Sueño

Hoy, 18 de Marzo, es el día Mundial del Sueño, y la Sociedad Española del Sueño (SES) lo conmemora bajo el lema “Sueño de calidad, mente sana, mundo feliz”, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de tener unos hábitos saludables, incluso en el momento de irnos a dormir. 

¿Por qué necesitamos dormir?

  • Dormir es una acción necesaria ya que restablece el equilibrio físico y psicológico básico de las personas.
  • La necesidad de sueño varía en cada persona según la edad, el estado de salud física y emocional o las circunstancias específicas del entorno. El tiempo ideal de sueño es aquel que nos permite realizar las actividades de la vida diaria con la suficiente sensación de descanso mental y físico. 
  • Influye directamente en nuestro estado de ánimo. Está relacionado con diversos problemas emocionales y síntomas como ansiedad, estrés, falta de motivación, apatía o pesimismo. Además, puede afectar a nuestro rendimiento cognitivo en forma de falta de atención, dificultades para mantenerse concentrado, problemas de memoria, cometer errores por omisión, etc. 

Trastornos del sueño:

Bien por exceso o por defecto, las alteraciones del sueño pueden interferir negativamente sobre la rutina y alterar el ámbito personal, familiar y laboral de la persona. Los trastornos del sueño más frecuentes son:

  • Insomnio: incapacidad para poder conciliar o mantener el sueño durante el tiempo suficiente como para sentirse recuperado.
  • Apnea del sueño: proceso en el que la respiración se bloquea y la persona, seguidamente, se despierta, pudiéndose repetir varias veces a lo largo de la noche e impidiendo el flujo natural del sueño. 
  • Narcolepsia: paso brusco de la fase de vigilia a la de sueño profundo. 
  • Parasomnias, como el sonambulismo, el somniloquio, la parálisis del sueño o los terrores nocturnos. 

¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando no duerme?

  • Hiperactivación durante el día. En pacientes que sufren insomnio es frecuente observar un exceso de ondas Beta y Gamma que podría provocar una mayor activación durante el día. Esta puede aumentar la tensión arterial y el ritmo cardíaco, las hormonas del estrés y el aumento del tono del Sistema Nervioso Simpático.
  • Incapacidad para relajarse. Suele existir un déficit de Theta, Delta, Alpha. Éstas, se asocian con la capacidad para relajarse y son frecuentes en los momentos previos e iniciales del sueño. 
  • Aumento de la producción de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. 

Reflexionar sobre el insomnio

En muchas ocasiones, nuestras creencias y nuestra forma de percibir un problema puede influir sobre el inicio o el mantenimiento del insomnio. Sin embargo, suelen ser ideas y actitudes erróneas que podemos resolver con algunas recomendaciones: 

  1. ¿Hay algo que provoque las dificultades de sueño? Por ejemplo, haber tomado alcohol, una comida muy pesada poco antes de irnos a dormir, o una mala noticia. Es importante trazar una rutina saludable de sueño y controlar aquellos factores que puedan influir negativamente. 
  2. Dormimos porque tenemos sueño. Es un proceso fisiológico y natural, por lo que no debemos forzarnos a dormir. 
  3. ¿Solo me pasa a mí y me va a pasar siempre? Es importante normalizar los problemas de sueño. Todos podemos tener problemas para dormir en algún momento.
  4. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Es importante que desarrollemos cierta tolerancia a los efectos de una noche de insomnio. Podría ser normal sentir fatiga o cansancio, pero es importante que no atribuyamos lo malo que ocurra en el día a este episodio. 
  5. Sé realista. Observa tus patrones normales de sueño y adecúa tus objetivos a éstos. Dormir es un proceso natural e individual para cada persona.

Tratamientos 

El objetivo principal del tratamiento es mejorar la satisfacción respecto al sueño y reducir los efectos negativos del insomnio. Para ello, los tratamientos no farmacológicos incluyen pautas de higiene del sueño y terapia psicológica. Esta última incluye técnicas de relajación, terapia cognitiva y técnicas de condicionamiento clásico. 

El análisis electroencefalográfico (q-EEG) permite observar la actividad cerebral desregulada que se relaciona con este tipo de problemas. Gracias a esto, el tratamiento en Neurofeedback permite modular las alteraciones observadas en dirección a la normalización encefalográfica. Así, es posible mejorar, por ejemplo, la capacidad de relajación de la persona o reducir los niveles de activación y ansiedad asociados. 

Existen otras intervenciones, como el tratamiento farmacológico. Sin embargo, a largo plazo, un 10-30% de la población desarrolla dependencia y aproximadamente un 50% experimenta síndrome de abstinencia que puede incrementar el insomnio previo. 

El Neurofeedback, por su parte, ha mostrado una eficacia similar a las actuaciones tradicionalmente conocidas y no se relaciona con efectos secundarios a medio y largo plazo. 

Referencias bibliográficas

Carrobles, J.A. (2016). Bio/neurofeedback. Clínica y Salud, 27 (3): pp. 125 – 131.

Demos, J.N. (2005). Getting started with Neurofeedback. United States of America: Norton.

De la Fuente, V., Marinez, C. (2009). Insomnio. Cómo combatir las noches en blanco. Amat.

Zamardi, M., Maltempi, A. (2007). Vencer el insomnio. Soluciones para dormir plácidamente. Terapias verdes.

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