Un estudio realizado en 2012 estimaba una prevalencia de 3,4% adultos con diagnóstico de TDAH. Sin embargo, aun así existe un gran porcentaje de personas que tienen síntomas de TDAH pero no un diagnóstico. Esto es porque, durante mucho tiempo, ha sido considerado como un trastorno propio de la infancia y de la adolescencia.
Síntomas de TDAH en adultos
A veces, el diagnóstico en adultos resulta complicado ya que los síntomas suelen confundirse con otras patologías. Entre ellos, trastornos de ansiedad, abuso de sustancias y alteraciones del estado de ánimo. Además, con la edad hay una notable reducción de los síntomas de hiperactividad, que pueden pasar el trastorno desapercibido. Las tres esferas más significativas son; hiperactividad, déficit de atención e impulsividad.
- Hiperactividad. Aunque está menos presente, se puede manifestar en:
- Actividad constante
- Horarios sobrecargados de tareas y actividades
- Ocupación en trabajos que requieren mayor ocupación. En ocasiones, incluso puede observarse cierta adicción al trabajo.
- Déficit de atención. Es la parte más marcada en esta etapa por:
- Problemas de atención y concentración
- Desorganización y falta de planificación en el trabajo y para gestionar el tiempo
- Dificultad para iniciar y terminar actividades
- Olvidos frecuentes.
- Impulsividad. Suele ser el área que más impacto podría tener en la edad adulta dada su frecuente relación con problemas económicos y legarles. Se caracteriza por:
- Dificultad para mantener relaciones laborales o personales estables
- Necesidad de resultados a corto plazo
- Problemas para controlar impulsos
- Responder de forma precipitada
- Conducción temeraria y consumo de tóxicos.
¿Cómo tratar el TDAH en adultos?
El tratamiento de síntomas de déficit de atención, hiperactividad e impulsividad, sería similar al recomendado en niños:
- Neurofeedback. Una técnica no invasiva y relativamente novedosa, que consiste en modular la actividad cerebral relacionada con los síntomas hacia una más flexible y adaptativa, basado en las teorías de aprendizaje.
- Estimulación cognitiva. Una intervención neuropsicológica que consiste en la activación y optimización de las funciones cognitivas afectadas, en especial la atención, la velocidad de procesamiento o la función ejecutiva.
- Tratamiento psicológico. Intervención psicoterapéutica con el objetivo de trabajar síntomas asociados o problemas derivados de los síntomas principales.
- Tratamiento farmacológico. Puede mejorar los síntomas en un 70%, pero existe el riesgo de síntomas secundarios como ansiedad, inquietud, aislamiento social o trastornos de pánico.