Hasta hace relativamente poco, la disforia de género formaba parte de un concepto clínico que sí se consideraba trastorno: se llamaba trastorno de identidad de género. Sin embargo, la actual edición del Manual Diagnóstico DSM-5, se refiere a la disforia de género con una categoría fuera de la sección anterior.
¿Qué es la disforia de género?
La disforia de género es la sensación de incomodidad que ocurre en la persona cuando siente que su identidad de género es diferente del sexo asignado en el momento de nacer o de las características físicas relacionadas.
Es diferente de simplemente no conformarse con el comportamiento estereotípico de los roles de género. La disforia implica sentimientos de angustia y malestar que pueden adoptar formas muy diversas. Entre otros, puede expresarse en ansiedad, bajo estado de ánimo o problemas de autoestima. Por ejemplo, las personas transgénero y no conformes con su género pueden experimentar disforia de género en algún momento de sus vidas sin verlas gravemente afectadas o, como ocurre en la actualidad, pueden sufrir importantes problemas de salud mental que cubren un alto porcentaje de la tasa anual de causas de suicidio.
Disforia e identidad de género
La disforia de género surge de la disconformidad con la identidad género. El género se asigna al nacer, basado en los órganos genitales y la apariencia externa del bebé, según lo que conocemos como masculino o femenino. La identidad de género, por su parte, se refiere a cómo se siente e identifica la persona respecto a su sexo, sea mujer u hombre. Si la identidad de género coincide con el género que se le asignó al nacer, esto se denomina cisgénero. Por ejemplo, si nació biológicamente como un hombre y se identifica como un hombre.
Síntomas de disforia de género
La disforia de género puede comenzar en la infancia y continuar hasta la adolescencia y la edad adulta. O bien, es posible que tenga un inicio tardío, a partir de la pubertad o ya entrada en la adultez. La disforia de género puede manifestarse de forma continuada o aparecer y reaparecer según ciertos periodos de la vida. Según el DSM-5, la disforia de género puede hacer que adolescentes y adultos experimenten:
- La diferencia entre identidad de género y el sexo asignado que dura al menos seis meses, según dos de los siguientes puntos:
- Una diferencia entre la identidad de género interna y las características sexuales primarias o secundarias, o las características sexuales secundarias anticipadas en adolescentes jóvenes.
- Un gran deseo de deshacerte de las características sexuales primarias o secundarias o de prevenir el desarrollo de características sexuales secundarias en la adolescencia.
- Un gran deseo por las características sexuales primarias o secundarias del otro género.
- Deseo de ser tratado como el otro género o un género alternativo diferente del género asignado
- La firme convicción de tener sentimientos y reacciones típicas del otro género o de un género alternativo diferente al asignado.
- Aflicción o deterioro significativo en áreas sociales, familiares, ocupacionales u otras áreas de funcionamiento, que interfieren gravemente en la vida diaria.
Complicaciones asociadas
Mientras que algunos adolescentes pueden expresar sus sentimientos de disforia de género a sus padres o a un médico, otros pueden mostrar síntomas de un trastorno del estado de ánimo, ansiedad o depresión, autolesiones, trastornos alimentarios o abuso de sustancias. Pueden además mostrar problemas sociales o académicos, negarse a acudir a la escuela y sufrir diversos tipos de discriminación.
Tratamiento psicológico
Según las necesidades y circunstancias de la persona, el tratamiento psicológico tiene como objetivo mejorar el bienestar psicológico y la calidad de vida. De forma general, se llevan a cabo técnicas de la corriente cognitivo-conductual que, en ningún caso, tienen la intención de alterar la identidad de género. La terapia puede ayudar a la persona a explorar el malestar relacionado con el género y encontrar maneras de disminuirlo, así como a trabajar cualquier complicación asociada.
Puede ser individual, de pareja, familiar y de grupo. Algunos de los aspectos que se trabajan más frecuentemente son:
- Integración y expresión de la identidad de género
- Aceptación hacia uno mismo.
- Construir una red de apoyo.
- Desarrollar un plan para abordar los asuntos sociales y legales relacionados con la transición y comunicación a seres queridos y amigos.
- Abordar el impacto y estrés emocional de las minorías.
- Psicoeducación y salud sexual en la transición de género.
- Aumentar el bienestar y calidad de vida.
En cualquier caso, es necesaria una valoración previa para adaptar los tratamientos a las necesidades de la persona.
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Referencias bibliográficas
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