A simple vista, el tema de la estimulación cognitiva en demencias o deterioro cognitivo parece una cosa sencilla o que cualquiera uede llevar a cabo; este hecho viene reforzado porque la mayor parte de las veces el material utilizado está compuesto por tareas de papel y lápiz, entonces esto genera la falsa ilusión de que teniendo el material y presentándoselo al paciente para que lo trabaje ya estamos haciendo estimulación cognitiva. Es cierto que casi cualquier cosa que un paciente con deterioro, o no, realice va a estimularle, pero no deja de ser más cierto que la estimulación cognitiva, entendida como tratamiento no farmacológico, reune un conjunto de técnicas bien estructuradas, complejas y jerárquicas que han de ser aplicadas por un profesional de la rehabilitación neurológica si queremos que tengan un verdadero efecto sobre las dificultades del paciente. Pongamos por ejemplo el caso de un paciente que tiene un deterioro importante de la memo: para el público general parecería muy lógico que lo que puede venirle bien a este paciente es realizar ejercicios donde se potencie la memoria, por ejemplo aprender listas de palabras, utilizar reglas mnemotécnicas, etc… pero lo cierto es que si este paciente nuestro tiene una alteración genuina de la memoria explícita poco podrán hacer estos ejercicios para que recuerde más. Si tenemos una casa que comienza a derrumbarse y se nos cae la cocina, qué tendría más sentido 1)¿intentar levantar la cocina de nuevo? 2) ¿apuntalar el resto de estancias para que no se caigan también?. Creo que cualquiera entendería que lo realmente correcto sería optar por la segunda posibilidad. Pues esto, entre otras cosas, ocurre en la intervención con demencias, si nuestro paciente ya tiene una alteración muy seria de la memoria lo lógico será reforzar el resto de funciones cognitivas (atención, lenguaje, etc…) para que se mantengan el mayor tiempo posible, y si de paso podemos hacer algo por la memoria pues bienvenido sea.
Este tipo de decisiones sólo pueden tomarse conociendo muy bien la historia natural de la patología cognitiva que presenta el paciente, y esto sólo puede hacerlo un profesional de la salud neurológica, habitualmente el neuropicólogo.
Antes de iniciar cualquier intervención neurocognitiva debemos conocer pormenorizadamente el estado cognitivo del paciente, y por tanto necesitamos un perfil neuropsicológico del mismo. Si preguntamos a uno de nuestros pacientes acerca de un objeto que tenga delante y no es capaz de decir el nombre del mismo podemos sospechar que ha olvidado lo que es, pero también podríamos sospechar que simplemente no puede decir el nombre aunque sabe lo que es (el paciente explica para queé sirve el objeto, donde podemos encontrar otros similares, etc…), o también podría ser que el paciente no percibiese bien y no pudiese reconocer el objeto por problemas de percepción. Como vemos, distintas alteraciones nos llevan a un resultado conductual idéntico: el paciente no dice qué es lo que tiene delante. El proceso para decidir cuál de todas las posibilidades es la que explica que el paciente no pueda decir el nombre del objeto se llama (o forma parte) diagnóstico diferencial, y en el terreno cognitivo esto es papel del neuropsicólogo (en ocasiones también del neurólogo, por supuesto), y sólo conociendo la causa real por la que el paciente no dice el nombre del objeto podremos intervenir para mejorar o compensar ese déficit.
En resumen, la estimulación cognitiva se enmarca en un proceso de intervención neuropsicológica más global, que tiene unos pasos y un procedimiento concreto, por eso el centro o clínica donde acude el paciente debería poder ofrecer información detallada de los pasos a seguir y lo métodos a utilizar, y si no es así lo mejor es «huir» de ese sitio. La estimulación cognitiva, como tratamiento que es, aunque sea de caracter no farmacológico, sólo debe ser llevada a cabo por profesionales, con independencia de que el paciente pueda seguir trabajando cosas en casa para mantenerse activo. La estimulación cognitiva combinada con la intervención farmacológica se ha mostrado como el mejor tratamiento en las demencias, por lo que siempre debemos optar por la realización profesional de la misma, ya que no existe otro tipo que no sea el profesional.
¡Estimulación cognitiva jugando! - Nepsa Rehabilitación Neurológica
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