La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que se caracteriza por la dificultad para reconocer letras y palabras, leer y comprender el significado. Es considerado un trastorno del neurodesarrollo y se calcula que afecta aproximadamente a uno de cada diez niños.
Síntomas de dislexia
La dislexia no se debe a un déficit intelectual, sino a un deterioro en el funcionamiento de ciertas áreas cerebrales, vinculadas a la percepción, velocidad de procesamiento, función ejecutiva, memoria y habilidades del lenguaje. Aunque cada persona es única y puede presentar diferentes síntomas, algunos de ellos podrían ser:
- Lateralidad mal establecida. Mano, pie, oído y ojo no están establecidos en el mismo lado del cuerpo, pudiendo afectar a la percepción y comprensión de estímulos. En la dislexia, se puede observar cómo los niños tienen dificultades para distinguir las letras “d”, “b”, q”y “p”.
- Dificultad para articular sílabas o pronunciar palabras y confusión en palabras con pronunciación similar.
- Lectura lenta y con errores.
- Problemas de concentración y atención en la lectura y escritura.
- Dificultades para planificar, organizar o secuenciar acciones, como seguir instrucciones y aprender rutinas.
- Problemas en el equilibrio.
- Impulsividad.
Es habitual que estas dificultades afecten al desarrollo escolar y a las calificaciones académicas, llegando a ser una de las causas de fracaso escolar. En los cursos siguientes es habitual que continúen cometiendo errores en la lectura, reemplacen palabras y tengan fallos en la escritura (gramática, ortografía y puntuación).
Tipos de dislexia
La dislexia puede ser de origen evolutivo (genética) o adquirida (lesión cerebral). Por otro lado, según qué proceso de la lectura y los síntomas más predominantes, se puede distinguir en:
- Dislexia fonológica. La afectación principal se encuentra en la ruta fonológica. Esto quiere decir que la persona en lugar de leer, hace una deducción de lo que cree que puede aparecer escrito. En estos casos suelen leer con facilidad palabras familiares, pero tener dificultades a la hora de leer palabras desconocidas o demasiado largas.
- Dislexia superficial. En este caso, se encuentra dañado el procesamiento visual y, de hecho, utilizan la ruta fonológica para facilitar la lectura. Pueden tener dificultades, por ejemplo, en la lectura de palabras irregulares, lectura lenta y cometer errores por omisión, adición o sustitución de letras.
- Dislexia mixta o profunda. Ambos procesos, fonológico y visual, aparecen dañados. Podría provocar errores semánticos, entre otros.
¿Cómo corregir la dislexia?
Algunos de los tratamientos más utilizados y que han demostrado su eficacia en los resultados son:
- Neurofeedback. Gracias a esta técnica, el cerebro “aprende” a funcionar optimizando sus recursos y reduciendo los síntomas de la dislexia al actuar sobre las áreas cerebrales encargadas del procesamiento visual y auditivo y las funciones ejecutivas. Además, se han observado beneficios en alteraciones asociadas a las dificultades de aprendizaje como la ira, la frustración, baja autoestima o ansiedad, entre otras.
- Estimulación cognitiva. Según las dificultades específicas de cada persona, se realiza un programa de entrenamiento en las funciones cognitivas. Un ejercicio muy útil es la “Formación de palabras”. En esta tarea, se presentan una serie de letras, con las que el niño tendrá que formar palabras diferentes.
Referencias bibliográficas
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