Hoy, 30 de mayo, se celebra el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple. La campaña de este año lleva por nombre “Mi EM Invisible” y se centra en los síntomas de este trastorno neurológico que no se aprecian a simple vista como pueden ser la fatiga, la depresión o el dolor. El objetivo perseguido consiste en aumentar la concienciación acerca de estos síntomas y de su repercusión en la calidad de vida de las personas.
¿Qué es la Esclerosis Múltiple?
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad crónica del Sistema Nervioso Central (SNC) que afecta de forma diferente a cada persona provocando fatiga, problemas de visión, dificultad de movilidad, equilibrio y coordinación, alteración de sensibilidad, trastornos del lenguaje, problemas de vejiga e intestinales, problemas de sexualidad y trastornos emocionales y cognitivos. Entre estos últimos destacan los problemas de memoria, funciones ejecutivas, atención, velocidad de procesamiento, lenguaje y habilidades visoespaciales.
Producida por un proceso inflamatorio autoinmune, esta patología es una de las principales causas de discapacidad de origen neurológico en adultos jóvenes y consiste en la pérdida de mielina alrededor de las fibras nerviosas del Sistema Nervioso Central.
Su curso clínico presenta un patrón variable:
- Curso remitente-recurrente: se carcateriza por la presencia de brotes, seguidos de una remisión total o parcial de los síntomas. Esta es la forma de inicio usual.
- Curso primariamente progresivo: se distingue por la evolución continua de la enfermedad desde el inicio de los síntomas, en ausencia de brotes y remisiones.
- Curso secundariamente progresivo: se caracteriza por la presencia de un curso inicial remitente-recurrente, seguido de una progresión de la enfermedad con o sin brotes ocasionales.
- Curso progresivo recidivante: viene determinado por la presencia de brotes con o sin recuperación completa.
Diagnóstico
El diagnóstico de la Esclerosis Múltiple se realiza a través de la historia clínica, la exploración neurológica, el empleo de potenciales evocados, la resonancia magnética y el análisis del líquido cefalorraquídeo.
Tratamiento
La investigación sobre los posibles tratamientos de la Esclerosis Múltiple se ha centrado en el desarrollo de terapias con inmunomoduladores y en la actualidad su objetivo es reducir el número de brotes y prevenir la progresión de la enfermedad.
En relación a la modificación del curso de la Esclerosis Múltiple se ha desarrollado la terapia con interferones mientras que, por otro lado, los síntomas específicos de la enfermedad se están abordando individualmente con los fármacos pertinentes.
A este respecto, se distingue entre:
- Tratamiento modificador del curso de la enfermedad.
- Tratamiento sintomático para los brotes, la fatiga, la afectación motora (espasticidad y la capacidad de marcha), el dolor neuropático, el déficit cognitivo y la disfunción vesical.
- Tratamiento rehabilitador, consistente en fisioterapia, psicología/neuropsicología, terapia ocupacional y logopedia.
Referencias
- Arango-Lasprilla, J. C., DeLuca, J., y Chiaravalloti, N. (2007). El perfil neuropsicológico en la esclerosis múltiple. Psicothema, 19(1), 1–6.
- Grupo de trabajo de la Agència d’Informació, Avaluació i Qualitat en Salut. (2012). Guía de práctica clínica sobre la atención a las personas con esclerosis múltiple. Agència d’Informació, Avaluació i Qualitat En Salut.
- Porcel, J., y Olivares, T. (2011). Esclerosis múltiple. En (Ed.) O. Bruna, T. Roig, M. Puyuelo, C. Junqué y Á. Ruano. Rehabilitación neuropsicológica. Intervención y práctica clínica (pp. 189–206). Barcelona: Elsevier Masson.