¿Existe la depresión en niños?

Los datos de los últimos años revelan el aumento de casos de niños y adolescentes que sufren depresión. La depresión se ha situado a lo largo de la Psicología en el centro de investigación de modelos explicativos, síntomas, tipos y técnicas de prevención e intervención, etc. Generalmente, se dirigían a la población adulta, sin concebir la posibilidad de que pudiese afectar, de igual manera, a niños y adolescentes. De esta forma, se ha empezado a considerar la importancia de la edad para la elaboración de tratamientos específicos.

¿Tristeza, depresión o Trastorno Depresivo Mayor?

La tristeza, al igual, que la alegría, la ira o el asco, es una emoción que todo ser humano es capaz de sentir en algún momento incluso de cada día. Pero, ¿cómo diferenciar la tristeza de un problema mayor? 

  • Tristeza: estado de ánimo bajo puntual, comúnmente relacionado a una causa que provoca dicho malestar.
  • Depresión: tristeza más intensa, frecuente y duradera, que suele acompañarse de otros síntomas como sentimiento de inutilidad o culpa, insomnio o pérdida de apetito, entre otros.
  • Trastorno depresivo mayor: patrón que incluye las dificultades o el deterioro que la persona experimenta en otros ámbitos como el escolar, familiar o social, debido a la intensidad, frecuencia y duración de los síntomas depresivos. 

Al igual que en adultos, la depresión no es un problema pasajero, por lo que es importante diferenciar entre estos elementos para hacer una correcta y temprana intervención. 

Síntomas de depresión en niños, adolescentes y adultos

Los síntomas depresivos que comúnmente conocemos, como la tristeza, las alteraciones del sueño y del apetito, o la pérdida de interés, están asociados a la edad adulta. Sin embargo, en niños y adolescentes es difícil percibirla ya que sus manifestaciones se relacionan con otras como ira, rabietas o irritabilidad. Algunos autores se han centrado en observar las características que diferencian la depresión a lo largo de la infancia:

  • En menores de 6 años, es más frecuente encontrar irritabilidad que tristeza, pesadillas o terrores nocturnos, una reducción en la actividad física y en el juego con amigos, y preocupaciones por el fracaso asociadas a verbalizaciones como “soy tonto”. 
  • Entre los 6 y 12 años, la tristeza y el aburrimiento general son los síntomas característicos. También se observa baja autoestima, autocrítica y sentimientos de culpa y problemas de atención. En esta edad es más frecuente que los síntomas depresivos se manifiesten como agitación.
  • A partir de los 13 años, las características de la depresión parecen ser más similares a las de la depresión adulta, siendo predominantes la tristeza, las alteraciones en el apetito, el insomnio o la fatiga y baja autoestima o autodesprecio, entre otros. Además, son frecuentes actitudes de pasotismo y rebeldía.

¿Se puede tratar la depresión infantil?

Una vez observado cómo varían los síntomas de la depresión según la edad, es primordial planificar y considerar el ajuste de los tratamientos a las características del niño y de la familia. Generalmente, se plantea el abordaje de la depresión desde dos ámbitos:

  • Psicoterapia: implicando tanto al niño como a la familia, las que han resultado más eficaces según la evidencia son la Terapia cognitivo conductual, la Terapia cognitiva y la Terapia interpersonal. Es por esto que se sugiere la psicoterapia como primera opción de tratamiento depresión en niños y adolescentes. 
  • Psicofarmacología: a diferencia del tratamiento de los síntomas adultos, en los niños no se considera nunca como primera opción. Los datos indican que la psicoterapia es más eficaz que la medicación antidepresiva, por lo que los fármacos nunca se prescribirían como primera opción de tratamiento. 

Aun así, es fundamental seleccionar la intervención que más se ajuste a las necesidades tanto del niño como de la familia, para realizar un abordaje que incluya todos los ámbitos necesarios. En NEPSA Rehabilitación Neurológica, valoramos desde la individualidad, para así poder garantizar la seguridad y eficacia de nuestras actuaciones en lo máximo posible.

Referencias bibliográficas

Chávez-Hernández, A.M., Correa-Romero, F.E., Klein-Caballero, A.L., Macías-García, L.F., Cardoso-Espindola, K.V., Acosta-Rojas, I.B. (2017). Sintomatología depresiva , ideación suicida y autoconcepto en una muestra de niños mexicanos. Avances en Psicología Latinoamericana, 35(3), 501-514.

Méndez, F.X. (1998). El niño que no sonríe: Estrategias para superar la tristeza y la depresión infantil. Madrid: Pirámide. 

Méndez, F.X., Rosa, A.I., Montoya, M., Espada, J.P., Olivares, J.y Sánchez-Meca, J. (2002). Tratamiento psicológico de la depresión infantil y adolescente: ¿evidencia o promesa?. Psicología Conductual, 10(3), 563-580.

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