La depresión
Los trastornos depresivos son una de las patologías clínicas más frecuentes por las personas que solicitan ayuda. De hecho, constituye la principal causa de muerte por suicidio.
El trastorno más frecuente es el denominado Depresivo Mayor, en este tipo de depresión nos encontramos una patología compleja, con irregularidades afectivas, del estado de ánimo, se la asocia a una disfunción cognitiva, alteración del sueño y del apetito, fatiga, anergia y anhedonia. A todo esto se le puede sumar alteraciones metabólicas, endocrinas o inflamatorias.
Los factores genéticos y epidemiológicos juegan un papel crucial en el desarrollo de esta sintomatología. Conllevan alteraciones en los neurotransmisores como la dopamina y la serotonina; lo que lleva a alteraciones en el funcionamiento cerebral.
La depresión en la tercera edad
La depresión es una de las más frecuentes y discapacitantes situaciones de enfermedad entre la población mayor y constituye un importante problema de salud por su impacto en la persona mayor.
El ser humano pasa por diferentes etapas a lo largo de su vida de una forma más o menos afortunada, pero es en la vejez es donde surgen todas las aprensiones y miedos, a consecuencia de la merma de las capacidades físicas y/o psíquicas.
A partir de los 60 años los pacientes depresivos son muy heterogéneos en cuanto a historia clínica y circunstancias personales, lo que puede dificultar o enmascarar el diagnóstico de la depresión geriátrica.
El envejecimiento conlleva una serie de cambios en diferentes sistemas del organismo. En el sistema nervioso se produce una pérdida de conectividad nerviosa, caracterizada por una hipertrofia de las células próximas a las neuronas dañadas.
Hay tres situaciones que son determinantes en los ancianos:
- La psicosocial: la marca la disminución y pérdida del soporte sociofamiliar, la pérdida del estatus social y económico, y el aislamiento social. Todo esto se agrava por la menor capacidad y los menores recursos de adaptación que tiene el anciano.
- Física: caracterizada por la frecuente aparición de enfermedades físicas, con la posibilidad de la aparición de la discapacidad.
- Biológica: los principales factores precipitantes incluyen los accidentes cerebrovasculares, trastornos neurológicos, infarto de miocardio, infecciones agudas, la radioterapia y la terapia hormonal.
Clínica y diagnóstico
Una de las trabas en el diagnóstico de la depresión en la tercera edad es la creencia extendida, tanto por la población como por el colectivo sanitario, de que la depresión es una consecuencia lógica del envejecimiento.
Esta creencia no está validada por ningún dato o estudio científico por lo que se puede considerar una falacia.
Por otro lado, en muchas ocasiones los pacientes depresivos suelen tener patologías crónicas, que pueden llegar a interpretarse que el trastorno de ánimo es consecuencia únicamente de su situación.
De esta manera el diagnostico en el anciano supone un tema muy complejo, que puede llevar a errores si no se aborda el caso con el debido cuidado.
Sintomatología
El síntoma básico es la tristeza vital, y el anciano muestra su malestar como aburrimiento, apatía o indiferencia, sin que el estado anímico sea necesariamente vivido como tristeza.
Otros síntomas que aparecen de forma habitual son:
- La anhedonia: el síntoma más temprano en la depresión, consiste en el desinterés por todas las ocupaciones que antes resultaban agradables, y por la pérdida de ilusión.
- El sentimiento de angustia: reflejado psíquicamente como nerviosismo o inquietud; o de forma somática por medio de cefaleas, tensión muscular, etc.
- Irritabilidad y lentitud de pensamiento: la persona se siente insegura, se infravalora y se autorreprocha.
- Alteraciones del sueño: insomnio, con despertares tempranos.
- Disminución del apetito.
- Riesgo de suicidio: se estima que en ancianos es cuatro veces mayor que en personas de diferente franja de edad.
La depresión y la demencia
Son dos enfermedades muy frecuentes en la tercera edad. Ambos procesos pueden aparecer de forma independiente o bien pueden relacionarse, apareciendo ambas enfermedades pero con diferente grado de intensidad.
La relación entra la demencia y la depresión se puede ver de tres formas:
- La personas aquejada de demencia que desarrolla un episodio depresivo.
- Un episodio depresivo primario acompañado de quejas sobre problemas cognitivos.
- Depresión como factor de riesgo o antecedente de demencia.
Tratamiento de la depresión
El tratamiento habitual en ancianos es el uso de fármaco por medio de antidepresivos, la psicoterapia o la combinación de ambos. Es de vital importancia utilizar todas las herramientas terapéuticas disponibles, de forma contundente y precoz en el tiempo.
Farmacológico
En la actualidad se dispone de un gran número de antidepresivos, presentando todos ellos una eficacia similar incluso en personas de más edad. La elección del fármaco más adecuado se basará en el perfil de sus efectos primarios y secundarios.
Psicológico
La psicoterapia es un tratamiento psicológico dirigido a resolver las dificultades que tiene una persona en sus relaciones con los demás, en la percepción que tiene de las actitudes del entorno para con él, o de sus actitudes para consigo mismo.
El beneficio de la psicoterapia no se ve disminuido con la edad, suele tener un mejor cumplimiento del tratamiento, con una menor tasa de abandono y con una respuesta más positiva que en otras edades.
Los tipos de psicoterapia que nos encontramos con mayor soporte empírico son:
- Terapia cognitivo conductual
- Terapia interpersonal
- Psicoterapia de apoyo
- Terapia de resolución de problemas
En NEPSA Rehabilitación Neurológica contamos con profesionales del ámbito de la psicología y neuropsicología que pueden ayudar las personas afectadas con este problema y a sus familias.
Referencias:
- Gómez Ayala, A. (2007). La depresión en el anciano. Offarm, 26(9), 80-94.
- López Trigo, J., Alamo, C., García, P., Zaragozá, C., Gil, P., Caballero, L., . . . Espín, L. (2018). Guía de buena práctica clínica en Geriatría. Abordaje y manejo de la depresión en el anciano. Madrid: SEGG.
- Ortiz-Tallo, M. (2014). Psicopatología clínica. Adaptado al DSM-5. Madrid: Pirámide.